La película Aguas Siniestras se inspiró en un cortometraje lanzado en 2014, con
una duración de apenas 4 minutos, pero ¿Qué hay de verdad detrás de la historia
que inspiró a la película recientemente estrenada en los cines?
En el breve cortometraje, un terrorífico espectro acosaba a una joven en una
piscina, generándole gradualmente una sensación creciente de claustrofobia en el
entorno de la piscina.
El director de la película Aguas Siniestras, Bryce McGuire, mencionó
recientemente los motivos por los que decidió ambientarse en dicho concepto
del cortometraje para hacer la película.
Se enfocó directamente en la piscina, explorando cómo las luces bajo el agua
cambian cuando alguien es atemorizado por la noche, un elemento que decidieron
preservar en la película debido a su capacidad para infundir miedo.
Aunque la premisa de Aguas Siniestras es simple, la película logra destacarse
al mostrar de manera efectiva la vulnerabilidad humana dentro del agua.
El director reveló que antes de trabajar en la película, decidió darle un
descanso de tres años a la historia. Durante este tiempo, reflexionó sobre
cómo el agua forma parte de mitos y culturas en todo el mundo, desde las
historias gaélicas, celtas y griegas hasta los cenotes en México.
La decisión del director de dejar algunos aspectos sin resolver sobre las
familias afectadas por la piscina de Aguas Siniestras se presenta como una
continuación de esta tradición, explorando la relación que existe con el agua,
que da y quita.
La película incorpora diversas mitologías relacionadas con el agua, como el
pozo de los deseos, creando así un universo complejo.
El director expresó también su deseo de honrar la larga historia de veneración
al agua a lo largo de los milenios, afirmando que la trama no podía limitarse
solo a una piscina y que debía abordar una historia más profunda y rica.
Bryce McGuire sugirió también que Aguas Siniestras sigue convencionalismos del
género con una historia simple y ligera y que prontamente podría concretarse
una secuela más extensa y ambiciosa.
